sábado, 30 de enero de 2010

Potosí

En 1545, el indio Huallpa corría tras las huellas de una llama fugitiva
y se vió obligado a pasar la noche en el cerro. Para no morirse de
frío, hizo fuego. La fogata alumbró una hebra blanca y brillante.
Era plata pura. Se desencadenó la avalancha española...

(Fiebre del oro, fiebre de la plata. Las venas abiertas de América Latina. Eduardo Galeano)







Casa de Moneda

Balcón típico

Tiempo antes de la conquista, el inca Huayna Cápac había oído hablar a sus
vasallos del Sumaj Orcko, el cerro hermoso, y por fin pudo verlo cuando se hizo
llevar, enfermo, a las termas de Tarapaya. Desde las chozas pajizas del pueblo
de Cantumarca, los ojos del inca contemplaron por primera vez aquel cono
perfecto que se alzaba, orgulloso, por entre las altas cumbres de las serranías.
Quedó estupefacto.
(Fiebre del oro, fiebre de la plata. Las venas abiertas de América Latina.
Eduardo Galeano)

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